Eva Vertes, una adolescente canadiense que comenzó su carrera científica a los 14 años, presentó en el ciclo de conferencias TED del 2005 su hipótesis sobre el cáncer como una herramienta para el tratamiento de enfermedades degenerativas, en particular el Alzheimer.
Ella propone una nueva idea sobre la teoría de generación del cáncer, el cual consiste en un mecanismo de reparación, donde las células madres (Células indiferenciadas que son capaces de generar cualquier tipo de tejido) de un órgano frente a un daño detectado comienzan a dividirse descontroladamente. Esta visión es el inicio de una nueva fórmula de comprensión de la lógica de esta enfermedad, muy innovadora y audaz en el sentido de apertura a nuevas teorías fuera del campo de la oncología genética, que mira y estudia la génesis y progreso de ella. Además, su hipótesis de trabajo contempla los actuales tratamientos como una barrera terapéutica, que revelan nuevamente el daño que produjo este cuadro patológico; sin embargo hasta el día de hoy, la quimioterapia y radioterapia son las formas más viables de trabajo en la clínica de estos pacientes, siendo esta última la menos invasiva y más certera para eliminar el tumor de un tejido al ser sitio-dirigida.
A lo largo de la conferencia, la joven investigadora, indica que existe una baja cantidad de estudios o casos que hablan sobre cuadros de diseminación de células tumorales en órganos como el corazón o músculo esquelético (Que forma más del 50% del cuerpo humano). También, expone la posible presencia de una molécula (MyoD) que apoya la diferenciación y adaptación de las células madres frente a un daño e impide la formación de nuevos vasos sanguíneos que irrigarían a las nuevas colonias tumorales. Esta estrategia, es presentada como una nueva terapia para las enfermedades degenerativas, restaurando la función celular mediante el manejo con mediadores químicos de la diferenciación a tipos celulares específicos como es el caso del Alzheimer con la pérdida de neuronas.
Esta teoría presenta falencias muy importantes y decisivas para el desarrollo de futuros tratamientos, ya que se pierde el horizonte de una enfermedad multifactorial y que va más allá del hecho de un daño agudo a un tejido; sino que se desarrolla un ambiente propicio para la formación y selección natural de líneas clonales de células tumorales, con la acumulación de una serie de mutaciones, que afectan a variados mecanismos de regulación mitótica y diferenciadores. Además abandona el concepto del contexto social de una célula en un tejido, en el que la comunicación intercelular juega un papel fundamental en la mantención y crecimiento de un órgano.
Con lo anterior, Eva Vertes rompe con una tradición científica determinista, con un entusiasmo que debe estar presente en los científicos de las ciencias biomédicas y en la que nunca deben pierder la capacidad de sorprenderse y cuestionarse los dogmas de la ciencia; es decir, ha comenzado una revolución que busca el replanteamiento del conocimiento por un modelo más integral. Así la investigación se posiciona como un diálogo abierto y activo, que permite el nacimiento de un mercado de ideas innovadoras que buscan entender la lógica de la naturaleza y los fenómenos biológicos.