Hoy con notas del acordeón
recordé cada pasaje de inviernos, 
tu mirada bajo neutrones y fotones de amor
en sepia de las tardes 
imaginadas en París. 
Me enseñaste todo tiempo es relativo,
depende del prisma de amor  
contigo fue fugaz, 
siendo que pasabamos días 
entre Eiffel y Louvre. 
Corríamos en Champs Elisee,
nos volvíamos luz y materia. 
La incertidumbre envidiosa 
ocultaba su plan oscuro, 
desviandonos de nuestro rumbo. 
Nos llevó lejos, a otro París
a uno más de Postguerra, 
más apocalíptico. 
Lleno de recuerdos diluyéndose 
en el barroco de espejismos, 
entre soles y revoluciones,
refundaciones y sobrevivencia. 
Hoy mi francés se pierde y se olvida
en el frío de las calles.
Nuestra historia muere entre versos, 
nostalgias de amores no nacidos,
frustrados y abandonados. 
 
